2 jul 2009

Dia tres El silencio es oro


“En las muchas palabras, la transgresión es inevitable,

         mas el que refrena sus labios es prudente.”

 (Proverbio 10:19)

 

Después de participar en una reunión de varias horas hace algun tiempo atrás, sentí que quizás había dicho más de lo que debí decir. Le pregunté a uno de los hombres que estaban en esa reunión si yo había hablado demasiado. El dijo: “¡bueno, quizás hubieras podido condensar esa larga historia que nos hiciste!”

Estoy tan agradecida de tener verdaderos amigos que me ayudarán a darme cuenta de cuando no esté caminando en sabiduría, de conformidad con la Palabra de Dios. Dios quiere que nuestros labios estén bajo el control del Espíritu Santo. Necesitamos de Su sabiduría y gracia para medir nuestras palabras y hablar a otros solo después de haberle escuchado a El.

Las personas que miden sus palabras se entiende que son sabias. Muchas mujeres expresan su frustración de que sus esposos no las escuchan. No quiero ser insensible, pero a veces me pregunto si los hombres escucharían con más atención si nosotras las mujeres no habláramos tanto!

 

- Marca con una cruz las situaciones que abajo describimos donde te encuentres que es difícil guardar silencio:

__ Cuando te ves tentada a criticar un pastor, un líder del ministerio o un culto.

__ Cuando información “interesante” deja a alguien mal parado.

__ Cuando la experiencia de un(a) amigo(a) mejoraría tu conversación, pero no tienes permiso de compartir si historia.

__ Cuando piensas que alguien tomó una mala- y ahora irreversible- decisión.


- ¿Por qué es una buena idea guardar silencio en las situaciones de arriba?


- Fenelon dice en su libro “The Seeking Heart” “Trata de guardar silencio tanto como lo permita la cortesía general. El silencio alienta la presencia de Dios, previene palabras dañinas, y previene el que digas cosas que luego te arrepentirías de haber dicho.”[1] ¿Por qué crees que es tan difícil para nosotros guardar silencio?


- Al final de esto, pídele al Señor que te traiga a la mente esos momentos en que hablaste de más. ¿Cuál hubiera sido una mejor respuesta?




[1] Fenelon, The Seeking Herat, (Jacksonville, Christian Book Publishing House, 1992) pg. 71 

2 comentarios:

MAS dijo...

Hoy he tenido un ayudante en la traduccion, mi hijo Alejandro... Y saben lo que comento al acabar de leer el párrafo sobre cuanto hablamos las mujeres????
Dijo: "Eso si es verdad... ni a los niños escuchan con tanto que hablan!!!"
Hermanas que tienen hijos, en el amor de Cristo, les pido que tomen esa expresión como un llamado a reflexión sobre cuánto oídos les prestamos a nuestros hijos...
Estoy traspasada y muy confrontada con esto!!!

Bendiciones!

Patricia de Felip

jackie dijo...

Oh Dios gracias por tu amor, por mostarme las cosas en que debo cambiar. Este devocional ha sido de gran bendicion, cuantas veces no he refrenado mi lengua y cuantas veces no le he puesto guarda. Gracias Patricia por compartir lo de tu hijo, muchas veces he escuchado el mio que me dice: pero mami es que tu no me escucha. Senor perdoname y ayudame a poner un guardian en mi boca.
Amen.