18 oct 2008

Testimonio Catherine Scheraldi



Yo soy un modelo viviente del poder y soberanía del Señor. Mis padres eran católicos no practicantes, y yo fui educada en esta religión, me mandaron a la escuela católica durante los primeros 12 años de mi educación. Pocos años después de graduarme, dejé la religión totalmente y entré en el ateismo. Yo era una feminista, creía en mi misma, no sentía que necesitaba a nadie y perseguía lograr una vida profesional y exitosa. Después de graduarme como profesora, mientras trabajaba en Nueva York, conocí a una mujer dominicana, quien iba a regresar a Santo Domingo para estudiar medicina y se llevó mi currículo a INTEC donde fue aceptado y salí a Santo Domingo para estudiar la misma carrera que ella. En INTEC conocí a Miguel y luego de transcurrido 1 año de nuestra relacion, nos casamos y regresamos a New Jersey (NJ) para terminar nuestros estudios y seguir trabajando allá.



Al siguiente año, El Señor en Su gracia, decidió llamarme, a través de la muerte de un cuñado, quien era un creyente fiel. Llegué a conocer al Señor en una relación personal y real, donde poco a poco entendí que todo lo que hacia tenía que ser para El Señor.



Miguel y yo seguimos creciendo en la fe, trabajando como médicos en NJ por 12 años más, cuando El Señor llamó a Miguel al ministerio, pero el creía que era en el mismo NJ. En este momento, El Señor no me había hablado todavía y no sentí el llamado, pero 2 años después El Señor habló claramente conmigo mostrándome que sí teníamos el llamado pero no en NJ sino en Santo Domingo. Durante estos 2 años, El Señor estaba también clarificando el llamado en el corazón de Miguel y preparándonos entonces para salir hacia República Dominicana. Luego de llegar aquí seguí trabajando en lo que conocía, la medicina, hasta que El Señor definió mejor mi llamado personal que era trabajar con las mujeres. Ya no con el sentido feminista, sino para la gloria de Dios.



Mi deseo es ayudar a las mujeres, primero: a tener una relación viviente con Jesús; es decir, ayudarlas a aprender Su palabra para no solamente conocer de El sino conocerle a El; y segundo: aprender a usar los dones y talentos que El mismo les ha regalado para extender el reino de Dios en este pais o en cualquier otro sitio donde Dios las mande.



Dios les bendiga,



Cathy




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