“El que retiene sus palabras tiene conocimiento,
y el de espíritu sereno es hombre entendido.”
Proverbios 17:27
Escribe aquí formas en que este verso puede ser aplicado en tu vida esta semana:
Quizás has sentido la convicción, como la he sentido yo, a través de este estudio de la lengua. ¡El espejo de la Palabra de Dios ha revelado y expuesto nuestro corazón!
David clamó al Señor en el Salmo 26:1-3, “Hazme justicia, oh SEÑOR, porque yo en mi integridad he andado, y en el SEÑOR he confiado sin titubear. Examíname, oh SEÑOR, y pruébame; escudriña mi mente y mi corazón. Porque delante de mis ojos está tu misericordia, y en tu verdad he andado.”
Las Escrituras le han pasado un examen a nuestras lenguas. Cuando levantamos nuestras vidas ante la Palabra de Dios, somos todo fallas si no fuera por el trabajo transformador del Espíritu de Dios en nuestros corazones.
De manera natural a nosotros no nos sale el hablar consistentemente con palabras de sabiduría y bondad. Eso es sobrenaturalmente. Y por el poder sobrenatural del Espíritu Santo, podemos llegar a tener corazones sabios y bondadosos que hablan palabras sabias y bondadosas.
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